Por si fuese poco, el monarca decidió abandonar el pleno cuando el presidente de Nicaragua, Daniel Ortega, hablaba abiertamente del mal hacer de las empresas españolas en latinoamérica.
Curiosa, cuando menos, la reacción de Don Juan Carlos ante los hechos ocurridos.
En América Latina, la prensa tacha el incidente de salida de tono del monarca español. Gaspar Llamazares lo califica de "excesiva". La realidad es que el venezolano Chávez acaba de tomar de su propia medicina. Un sinvergüenza de su calaña no debe dirigir absolutamente nada. ¿Cómo se puede llamar fascista a alguien tan a la ligera?
Bien ha estado el presidente español, al pedirle respeto, diciendo que "Aznar fue elegido por el pueblo de forma democrática", y que aunque no comulgue con sus ideas debe ser respetado. Por fin alguien se pone serio con ese dictador del pueblo, caradura y golfo, que sólo sabe aleccionar a un pueblo oprimido por sus barbaridades.
Era hora de que alguien le dijera que ya está bien de considerarse el rey del mundo, de pensar que desde su puesto puede hacer lo quiera y manejar el mundo a su antojo. Que alguien le pare los pies.

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